EL CONTADOR DE ARENA

Durante los largos meses de confinamiento he podido dedicar más tiempo del normal a una de mis pasiones, la lectura. He aprovechado para leer algunas novelas que tenía almacenadas en espera de encontrar tiempo y en estos días les ha llegado su hora.

Una de esas novelas, que apareció en el año 2000 precisamente al Año Mundial de la Matemática, es "El contador de arena", de la escritora estadounidense Gilliam Bradshaw. En este libro se narra la pasión amorosa del protagonista hacia la hermana del rey de su país y sus intentos por conseguir hacerla su esposa. Todo ello, dentro de un ambiente bélico en el que su ciudad es sitiada por el ejército más importante de la época.


Hasta aquí es un tema muy recurrente, lo que lo hace más atractivo es que el protagonista es el joven Arquímedes, cuando regresa a Siracusa por problemas familiares. Arquímedes proviene de Alejandría donde estaba estudiando y tiene poco más de veinte años. En Siracusa se encuentra con que la ciudad está en guerra contra Roma, que sitia la ciudad a lo largo de la novela. Estamos hablando de un momento que no es el más conocido cuando Roma vuelve a sitiar la ciudad y ocurre su muerte con la leyenda de casi todos conocida.

En el libro es cuando comienza a ser reconocido por su capacidad de constructor y diseñador de máquinas de guerra, aunque ya en Alejandría había hecho dinero con la venta de su invento del tornillo eleva-aguas.

Desde el punto de vista matemático la novela no tiene mucho fundamento matemático ya que la propia autora reconoce que en mucho del material que tuvo que consultar de Arquímedes no tenía la más mínima idea de lo que quería decirle. Pero sí se habla de la importancia que tenía para él la matemática teórica sobre la aplicada y se ve su constante investigación hasta llegar a encontrar la relación entre los volúmenes de la esfera, el cilindro y el cono.

La lectura es amena y atrayente, por lo que es una buena obra para acercarse a un personaje histórico fundamental, seguramente el matemático más grande de la antigüedad, y después siempre habrá tiempo para profundizar en su obra.

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