Los que llevamos muchos años en la didáctica de las matemáticas desde hace años conocemos la gran controversia que existe, a todos los niveles, pero especialmente en los departamentos de matemáticas de los centros docentes, sobre el uso de la calculadora en clase.
Desde los años ochenta del pasado siglo he escuchado voces clamando en el desierto por la necesidad de incorporar al material educativo de las matemáticas las calculadoras. Y también desde siempre he escuchado el vocerío del profesorado en contra con argumentaciones tan peregrinas como que las personas no iban a aprender a calcular, lo que demuestra claramente su desconocimiento como material didáctico de la potencia de las calculadoras en el aula.
El pasado noviembre, la Federación Española de Sociedades de Matemáticas (FESPM) que engloba a las 20 sociedades de matemáticas que existen en nuestro país y que cuenta con unos 6.000 socios, hizo público un manifiesto, a favor de la necesidad de permitir el uso de las calculadoras en las pruebas de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU). En esta dirección se puede tener acceso a ese informe.
En dicho informe, aparte de las argumentaciones para posibilitar su uso, se incluye extracto de las legislaciones de varios países de nuestro entorno donde se plantea el uso y la obligación de que las calculadoras formen parte del proceso de enseñanza-aprendizaje. También se incluye ejemplos de pruebas de EBAU organizadas para utilizar calculadoras.
La gran dificultad en nuestro país es que en las pruebas de Acceso a la Universidad no se permite las calculadoras más avanzadas, con lo que los profesores no quieren utilizarlas en las aulas, ya que después no van a poder usarlas.
A lo anterior se agarran muchos profesores para oponerse al uso de calculadoras en el aula. Lo que no saben es que la normativa española obliga al uso de tecnologías y especialmente las calculadoras, en la enseñanza de las matemáticas. Basta citar un párrafo del preámbulo al currículo básico de la Enseñanza Secundaria Obligatoria y el Bachillerato para darnos cuenta de esta necesidad y se indica que la enseñanza de las matemáticas debe dirigirse ...:
"hacia la adquisición de la habilidad de interpretar datos,
seleccionar los elementos fundamentales, analizarlos, obtener
conclusiones razonables y argumentar de forma rigurosa. El uso
de herramientas tecnológicas tendrá un papel esencial en el currículum
de la materia, tanto para la mejor comprensión de conceptos o en la
resolución de problemas complejos, como para contrastar con mayor rigor
las hipótesis propuestas y presentar y comunicar los resultados
obtenidos. Además, estas herramientas contribuyen a la preparación para
el aprendizaje a lo largo de la vida y apoyan el trabajo fuera del
aula."
En esta dirección puede consultarse la presentación del informe por parte de la FESPM.
Recogemos hoy esta noticia ya que el pasado 5 de este mes apareció en el diario ABC la información de que la FESPM quería movilizar a sus socios para enfrentarse al inmovilismo de las Universidades que se oponen, por sistema, a permitir el uso de las calculadoras. En mis muchos años de enseñanza me ha tocado asistir a muchas reuniones de coordinación de la anteriormente llamada Selectividad. En ellas he podido comprobar que las mayoría de voces de personas que se oponen a su uso en el aula demuestran un desconocimiento total del manejo de las nuevas calculadoras y, supongo, un rechazo a tenerse que poner ahora a estudiar su uso.
Es evidente que, si se permite el uso de calculadoras es imprescindible que cambie la metodología de las clases y sobretodo las pruebas que se le ponen a los alumnos en todos los niveles.
MANIFIESTO A FAVOR DE LAS CALCULADORAS
Publicado por
Pepe Muñoz Santonja
on martes, 17 de marzo de 2020
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